Hace diez años nació un género
En todo medio es difícil determinar cuándo exactamente se crea un nuevo género. Ya sea en la música con, por ejemplo, el rock que nació de artistas principalmente caucásicos que imitaban a su manera a los grandes exponentes del blues, en su mayoría de raza negra; mutando progresivamente hasta convertirse en una entidad propia.
En los videojuegos la cosa no es tan distinta. Si hablamos del survival horror -principalmente porque es el género en el que más me manejo- podríamos argüir que quien dio el puntapié inicial al éste fue Resident Evil. Aunque las bases las sentó mucho antes Alone in the Dark, éstas no se popularizaron ni se masificaron sino hasta que Capcom lanzó su multimillonaria franquicia por allá por 1996.
Algo parecido ocurre con el género de los souls-like, nacido de Dark Souls que, al igual que con Resident Evil, se podría argumentar que el verdadero inicio no fue con este título, que justo hoy cumple diez años desde su lanzamiento original en Japón, sino que con Demon’s Souls, precuela espiritual de la saga que también fue creada por From Software y que, pese a haber tenido un moderado éxito y ser a día de hoy un juego de culto, no fue quien popularizó ni mucho menos masificó el género. Es más, se podría decir que antes de Darks Souls, los souls-like no eran un género e incluso que, si no fuera por los juegos nacidos en inspiración de esta icónica obra de From Software, nunca lo hubiera sido tampoco. Pero el destino quiso otra cosa, quiso que la historia del no muerto sin nombre y su travesía para reavivar la Primera Llama resonara en todo el mundo y dejara a miles, si es que no millones, marcados para siempre por la insignia oscura.
Dark Souls, en mi opinión, no es solo el nacimiento de uno de los géneros más populares a día de hoy, sino que además representó un antes y un después en la industria, una nueva visión para los juegos que, lejos de ser indie, tampoco llegaban a las cotas para ser denominados triple A, pudiesen tener un éxito abrumador. Una nueva visión de la dificultad en los videojuegos no solo como medio para tragar más monedas en las recreativas o dar un desafío para quienes ya hubiesen completado un título, sino como una herramienta videolúdica para contar una historia, transmitir un mensaje o darle forma a un mundo amorfo que antes solía estar cubierto en nieblas, pero que dio luz a la disparidad una vez que la Primera Llama encendió por primera vez.
Hace diez años nació un género y estas mismas palabras son prueba de que éste resonó con mucha gente. Si un estudio nipón que voló debajo del radar internacional por años logró llegar hasta este rincón de Latinoamerica con un mensaje sobre la perseverancia y la lucha contra unas probabilidades que parecen imposibles de superar con la misma potencia con la que resonó en su país y todo el mundo, es porque Dark Souls es una obra especial. Tiene muchos defectos para que la pueda llamar una obra perfecta sin mirar a un lado o rascarme la nuca de incomodidad, pero sí que es una obra transgresora, importante y que logra con una maestría insólita contarnos su historia, mostrarnos su mundo casi sin mediar palabras; solo a través de nuestros mandos y, por eso y mucho más, gracias From Software y gracias Dark Souls. Que la llamas guíen su camino.
