5 formas de terror en 5 medios diferentes

El Páramo del Astronauta
8 min readFeb 15, 2024

La gente que me conozca aunque sea medianamente de seguro ha de saber que el terror es mi género favorito a través de todas las formas de arte. Puede ser por la sobre exposición que tuve cuando niño a películas de este estilo, mi gusto por los capítulos “de terror” de mis series favoritas y siendo Coraje, el perro cobarde una de mis favoritas y de las más importantes de mi infancia. Por esto mismo son importantes para mí las obras de este género y aquellas que, sin ser necesariamente de terror, albergan momentos verdaderamente terroríficos. Por eso quiero analizar, aunque sea brevemente, cinco momentos en distintas obras y medios que me hayan asustado genuinamente y que no hayan sido necesariamente de terror, pueden haber sido tangencialmente vinculadas a éste o bien mezcladas con otros géneros. Sin más, empecemos.

Kiss me (Kill me)

Empezaré por la más extraña de todas y una que me dejó pasándola mal por varios días. Sin duda que una canción produzca un genuino terror es algo difícil de encontrar. Si bien en su momento se le llamó a la música de Black Sabbath rock de terror, lo cierto es que era más bien por la estética de la banda que otra cosa. Otras canciones que me han producido miedo han sido más por lo miedoso que era cuando niño, como I Want You de KISS; siempre me exaltaba cuando comenzaba el coro que mostraba el lado más rock pesado de la banda después de un verso más bien calmado, aunque a mi papá le encantaba esa canción, por lo que solía escucharla a menudo lo quisiera o no..

Pero en este caso Kiss me (Kill me) del canal de Youtube JerryTerry la vine a conocer recién el año pasado a mis 31 añitos de vida, la cual abraza el terror más puro y lovecraftiano a través de una versión parodia de Kiss Me de Sixpence None The Richer. La canción cuenta la historia de una pareja que se adentra en un bosque en búsqueda de algo indeterminado con la ayuda de un mapa que le ha dejado el padre del novio a su hijo, encontrándose rápidamente con terrores más allá de la más torcida de las imaginaciones, todo contado a través de la perspectiva de la novia, mientras que el video simula ser found footage presente en un archivo confidencial de la policía. Sin duda el verso “(Kiss me) Wait, wait (Wait, wait) What was your father’s name? (Kiss me) Why does his map feel just like (Hold me) Human skin? (Oh~!) (Kiss me)” fue el que más fuerte me pegó. Aunque cuando la novia pregunta por qué los árboles tienen venas o bien cuando ya es totalmente poseída por las fuerzas sobrenaturales que residen en el bosque e insta a su novio a que la mate, ya que sólo la hará más fuerte también son puntos muy álgidos.

La Tercera Expedición — Crónicas Marcianas

Aunque no he podido leer más que un par de colecciones de cuentos cortos y la horrible novela Fahrenheit 451, Ray Bradbury se ha convertido a través de los años en uno de mis autores favoritos y Crónicas Marcianas siendo la colección de cuentos interconectados que mantiene un estándar de calidad más consistente que haya leído del escritor.

Específicamente lo que hace tan especial a La Tercera Expedición es que, tras establecer la base de una historia sobre un grupo de astronautas que llega a Marte sólo para encontrarse con un pueblo terrestre de los años 50s lleno de familiares y amigos fallecidos del grupo de exploradores, el capitán, ya ubicado dentro de su casa de la infancia y tratando de conciliar el sueño junto a su hermano, deduce que sus seres queridos no eran ellos realmente ni que el pueblo era real, sino que todo era una ilusión creada por un grupo de marcianos que de algún modo habían accedido a la mente de los terrestres y habían sacado sus recuerdos más preciados para hacerlos bajar la guardia y matarlos a todos.

La escena que me dejó marcado, sin duda, fue cuando el capitán Jack, acostado y tratando dormir, se dió cuenta que quien estaba a su lado no era realmente su hermano fallecid, sino que un marciano que en cualquier momento revelaría su identidad y lo asesinaría. Entonces, Jack se levantó inventando la excusa de que iría a buscar agua, sólo para que su asesino respondiera arguyendo que el explorador estaba mintiendo, haciendo que el lector se diera cuenta de que todo el tiempo el marciano sabía qué estaba pensando su víctima y supo en el momento exacto que había descubierto el siniestro plan y sintiendo el cómo su cuerpo se había retorcido de terror. Entonces, el astronauta intentó huir de la habitación; no alcanzó a llegar a la puerta, exhalando un grito de terror puro.

La maldición del Rey Ramsés — Coraje el perro cobarde

De todas estos diferentes medios de los que he estado hablando, Coraje el perro cobarde es quizás el que está más orientado al terror, o en este capítulo en particular al menos. Recuerdo haberlo visto una y otra vez en mi infancia cuando daban la serie en Cartoon Network todos los días y cada vez me asustaba de la misma manera. Ahora la figura de Ramsés se ve anticuada por el uso de modelos 3D que, como sabemos, los de los primeros años de su implementación envejecieron bastante mal.

El capítulo trata de que la familia protagónica se hace con una tablilla milenaria que contiene la maldición del Rey Ramsés, quien, llegada la noche, los visita exigiendo que le devuelvan su posesión. Justo, como el viejo testarudo que es, se rehúsa a devolverla incluso después de que los tres habitantes de Ningún Lugar sean afectados por diferentes plagas bíblicas, arguyendo que todo es una simple coincidencia. Finalmente Coraje consigue hacerse con la tablilla y se la lanza a Ramsés, quien se la lleva al más allá junto con él. Lo que me marcó de este episodio es el diseño del faraón. Su figura delgada y torcida, sus ropas harapientas y su constante reclamo “devuelvan la tablilla o sufrirán mi maldición” son detalles que no lograron salir de mi cabeza y, a pesar de que el capítulo me dejó algo traumado, no podía no verlo cada vez que lo emitían ya que terminó siendo uno de mis favoritos.

La noche de constelaciones de Night in the woods

No diría que Night in the Woods es necesariamente un juego de terror. Si bien tiene una temática hallowinesca y desde cierto punto la historia toma un giro dramático hacia un misterio que yace en lo profundo de Possum Town, en realidad el juego se centra más en sus personajes, sobre todo en Mae, su crisis de identidad, sus problemas para adaptarse a un mundo que se desmorona y conectar con sus amigos quienes “crecieron” mucho más rápido que ella, estando todos con trabajo mientras ella viene recién de haber abandonado la universidad.

No es el punto álgido del juego, cuando el misterio llega a su clímax lo que me asustó; si algo me produjo fue intriga, sino que un momento opcional en el que tenemos que elegir de compartir con dos de nuestros tres amigos principales para pasar tiempo juntos. En su momento me costó mucho elegir, pero terminé decidiendo pasar tiempo con Bea y Angus. Siendo la noche en la que Mae y Angus se sientan en un claro del bosque a mirar al firmamento y a hacer sentido de las constelaciones cuando, de repente, Angus le advierte a Mae que alguien los estaba siguiendo, apareciendo de repente en la pantalla una siniestra silueta a unos cuantos metros de los protagonistas. Ese pequeño momento que apenas alcanza a durar un par de minutos, hizo que sudara helado y cambió totalmente mi perspectiva de lo que había jugado hasta el momento que, si bien ya había comenzado a establecer el misterio principal, no había tenido un momento tan tenso hasta el momento. Son escenas así, inesperadas dentro de una obra de no terror que pueden impactar más que los recursos más bombásticos de, por poner un ejemplo, películas como El Conjuro por su sutileza e inesperada incorporación.

Aparte que no quería hablar de cómo la hiena del final del primer nivel de El Rey León de Sega Genesis me produjo tanto miedo que no pude pasarme el juego por años.

El desmembramiento en Shaun of the dead

Con todas las películas de Edgar Wright tengo una relación complicada. Todas ellas me han gustado a mayor o menor grado y, todas, llegan a un momento en el que pierdo el interés o bien dejo de disfrutarlas. En Scott Pilgrim me aburro del incesante acoso de los exs de Ramona, en Baby Driver no compro para nada que el cruel jefe del protagonista sacrifique su vida por él y en Hot Fuzz, mi favorita del montón, no disfruto para nada las excesivamente grotescas muertes que, de otro modo, harían de la película una experiencia mucho más amena y digerible.

Pero en el caso de Shaun of the Dead, que fue la primera cinta que vi de este renombrado director a una joven edad donde me sorprendió lo ingenioso que podía ser el humor en una película de comedia/terror (combinación de géneros que nunca antes había logrado convencerme). La escena en cuestión que me impactó más que todo el resto de la película y que, coincidentemente, es el punto en el que dejé de disfrutar la obra, fue cuando a la desagradable pareja de la ex del protagonista es capturado por los zombis a través de una ventana tableada y que con sus manos le tiran de la piel hasta arrancársela, exponiendo todo su vientre y pecho. La escena surgió de la nada y fue innecesariamente gráfica para lo que hasta el momento era una comedia ligera aunque algo siniestra. Todavía puedo recordar con cierta lucidez aquella escena aunque no haya vuelto a ver la película desde entonces y, aunque me gustaría volver a verla a ver si mi apreciación por ella cambia, dudo que aquella escena me produzca nada más que desagrado e, incluso a pesar de ya haberla visto, sorpresa.

Este ha sido mi listado de puntos, escenas y letras de canciones que me han impactado tanto por ser sorpresivas por lo poco inesperado que eran en obras que no eran completamente de terror como por ser genuinamente aterradoras. El terror puede existir en cualquier parte y todas estas obras así lo demuestran. Así como las series animadas de los 90s cuyos capítulos de terror eran mis favoritos, Coraje el perro cobarde siendo una mis series preferidas y lo mucho que tuve en mi cabeza la letra de Kiss Me (Kill Me) me recuerdan que el horror es mi género favorito a través de cada forma de arte y que, incluso en la vida real, puede llegar a ser una de las peores y mejores sensaciones que somos capaces de experimentar como seres humanos.

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El Páramo del Astronauta

Aspirante a escritor desde los 14 años y redactor de videojuegos desde los 27.